NEMESIO RODRÍGUEZ / FAPE
Cuando el presidente del Senado, Pío García-Escudero Márquez, terminó de leer el “Manifiesto en defensa del periodismo” y los parlamentarios lo aprobaron por unanimidad, Elsa González y yo nos fundimos en un emotivo abrazo.
No era seguramente un momento histórico del periodismo en España, pero sí un instante para la emoción y para guardarlo como un recuerdo imborrable.
Hacia las diez de la noche y después de varias horas de un intenso pleno, García-Escudero leyó con voz firme el “Manifiesto”. Es una declaración larga y eso es algo que siempre me reprochan mis compañeros de las Juntas de la FAPE y de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM). Es por ello que no esperábamos que García-Escudero lo leyera por completo.
Pero lo hizo durante cuatro minutos largos, que siguieron atentamente los senadores. Elsa, la presidenta de la FAPE, y yo casi no podíamos creerlo. “Está leyendo todo el Manifiesto”, exclamamos desde la tribuna de invitados. García-Escudero solo interrumpió la lectura para beber un sorbo de agua.
Fue la primera vez que en la Cámara alta se escuchaba un alegato tan claro y rotundo en defensa del periodismo y de los periodistas. Y lo apoyaron todos los grupos. Por fin, las instituciones comienzan a tomar conciencia de que, como subraya el manifiesto, dejar morir el periodismo es como dejar morir la democracia.
Y todo por iniciativa de la FAPE. ¿No es para estar emocionados?
 
				 
								 
								 
								 
								 
								 
				 
															 
															