
JUAN CARLOS MATEU / DIARIO DE AVISOS
Con 15 años se sentó por primera vez delante de un micrófono. Días antes, coincidiendo con las vacaciones de Navidad, había comenzado a trabajar como operadora de Telefónica en La Palma. La voz cálida de aquella joven cautivó a Luis Cobiella Cuevas, cuyo terminal de teléfono le correspondía atender mediante un sistema de clavijas. El que llegaría a ser primer diputado del Común en Canarias y entonces jefe de programas de La Voz de La Palma le propuso una prueba: la lectura de un editorial del diario Pueblo. No hizo falta más. La Radio le abría las puertas de par en par a Teresa Alfonso, que se quedaría a vivir en ella. Allí estuvo casi dos años, hasta que su padre, guardia civil, fue destinado a La Orotava. Una vez en Tenerife, se personó en Radio Juventud, donde conoció a José Antonio Pardellas y a César Fernández Trujillo, que le propusieron grabar cuñas publicitarias, ya que la emisora no disponía en ese momento de plazas vacantes. A esa tarea se dedicó hasta que, con 23 años, se casó. Pero el gran flechazo le llegaría en 1979, el año que le cambió la vida.
“Un día que iba con mis hijos al Puerto de la Cruz leí en el periódico: Francisco Padrón, nuevo director de Radio Club Tenerife. Y dije, esta es la mía. Cogí el coche y me dirigí a la calle Suárez Guerra. Dejé a mis hijos dentro, me presenté delante de Paco Padrón y le dije: Yo quiero trabajar aquí, porque es lo único que sé hacer y lo que más me gusta en la vida”. El joven director, que tenía en mente un proyecto para revolucionar el medio y poner la Isla patas arriba, como así hizo en los años posteriores, ya conocía aquella voz, que asoció de inmediato a los anuncios electorales de la primera candidatura de Manuel Hermoso a la alcaldía de Santa Cruz. Paco no dudó y Tere volvió a pisar un estudio de radio, cuyo piloto rojo permanecería encendido para ella durante casi 30 años, hasta su jubilación.
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