Los periodistas que trabajan por cuenta propia suelen tener una relación de amor odio con el periodismo. Tienen su propio horario, cierto, pero también tienen que decidir con tino a qué piezas dedican su tiempo. Más aún cuando las remuneraciones suelen ser bajas y los pagos muy lentos. The Guardian, Mel Magazine y The New Yorker son algunos de los medios que dispensan un mejor trato a los periodistas freelance.
En una industria donde la crisis ha dibujado con trazo grueso un panorama cada vez más sombrío, la mayoría de periodistas independientes tienen que ofrecer sus servicios y ofrecer “contenidos personalizados” que no tienen cabida en los medios tradicionales.
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