
EL MUNDO
La brutal masacre de Nueva Zelanda no sólo constituye ya un punto de inflexión en la historia de este país oceánico sino que podría convertirse también en un referente básico para analizar la relación entre los medios de comunicación y la expansión del extremismo.
El pistolero difundió el atentado a través de las redes sociales buscando precisamente el efecto viral que consiguió, para así multiplicar el efecto de su mensaje, una táctica que ya utilizó el Estado Islámico.
Texto completo AQUÍ