
ABC
No hay que aceptar todas las invitaciones al optimismo por muy seductoras que parezcan en un primer momento.
Aunque el informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) presentado la semana pasada en Madrid se hacía eco de un dato positivo, que 2019 ha sido el año en el que menos periodistas han muerto desde 2003, lo cierto es que las causas de ese descenso en el número de decesos puede ocultar un reverso preocupante, vinculado con el desánimo y cierta derrota de la profesión: «Celebramos que haya menos muertos, pero muchos tememos que los haya porque el periodismo internacional, el que cubre los conflictos, esté de capa caída», explica el presidente de la sección española de la organización, Alfonso Armada.
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