
MANUEL HERRADOR
ENTREGA 5ª [Extracto del capítulo 19 del “Manual de oratoria” de Manuel Herrador]
Estoy completamente seguro de que, usted, ha asistido a alguna ponencia, discurso, presentación, conferencia o comparecencia pública en general en la que, de entrada, el orador pronuncia —sin rubor alguno— frases similares a estas:
—«La verdad es que estoy un poco nervioso…».
—«Perdonen, pero realmente hablar en público no es lo mío…».
—«Espero que los nervios no me traicionen…».
Quizá, si la intervención va complementada con una presentación en Power Point, uno de estos singulares oradores acompañaría las diapositivas con estas otras expresiones:
—«Bueno, aunque aquí la verdad es que no se ve muy bien, lo que pone es…».
—«Miren, como voy mal de tiempo, me salto este tema para ir más rápido…».
Y al final de su intervención, para rematarlo del todo, suelen decir:
—«Bueno, voy a ir terminando que no quiero aburrirles…»
—«Bien, iré acabando para no cansarles demasiado…»
Además, repetirá varias veces:
—«Voy a ir terminando…».
—«Ahora ya sí que acabo…».
—«Y finalizo, de verdad, con…».
¡Frases y afirmaciones iguales que estas, o parecidas, muestran una nula actitud profesional! Estas expresiones que le acabo de enumerar no deben ser pronunciadas en público. Confirmar explícitamente ante nuestro auditorio, o frente a medios de comunicación, que estamos limitados y que tenemos deficiencias respecto al dominio de la oratoria pública, justamente en un acto que requiere y exige todo lo contrario, demuestra nada más que falta de técnica, del conocimiento de las habilidades mínimas para comparecer en público y, además, de nula actitud profesional.