
EL PAÍS
Quienes más desconfían de las noticias no son necesariamente quienes más activamente se quejan de la cobertura de ciertos temas por ciertos medios de comunicación. Más bien son personas con poco conocimiento sobre periodismo, a las que les da igual cómo se practique la profesión (no les importa saber cómo se confeccionó la información, en qué fuentes se basa o si se ha contrastado) y que tienen poco interés en las decisiones editoriales. O dicho de otro modo: combatir la indiferencia del público, y no la hostilidad abierta hacia ciertas cabeceras, es el gran desafío que tiene por delante la industria si quiere cultivar la confianza en sus informaciones.
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