
ALBERTO ROJAS
Si un estudiante de periodismo desea notoriedad, quizá deba optar por ponerse ante las cámaras para presentar un informativo. Si un estudiante de periodismo desea influir en la opinión pública, tal vez pueda elegir el camino del columnismo o de las tertulias. Si un estudiante de periodismo desea gestionar grandes redacciones, tal vez le interese, de jefatura en jefatura, tratar de alcanzar el despacho del director de un gran diario, radio o canal de televisión. Todos ellos gozarán, si consiguen su objetivo, de cierto reconocimiento social, buenas nóminas y cierta influencia. Sin embargo, en la despiadada pirámide de la profesión, siempre estarán por debajo de una figura: el reportero, el verdadero aristócrata del periodismo. Y como los verdaderos aristócratas, también está en vías de extinción.
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