
IGNACIO CRESPO / LA RAZÓN
Sabíamos que este momento iba a llegar, pero ¿tan pronto? Cuando vivíamos directamente de nuestros productos, trabajar más rápido significaba esforzarse menos para obtener unos mismos resultados. Sin embargo, ahora las cosas son mucho más complejas y trabajar más rápido se ha vuelto una justificación para recortar plantillas. Podríamos resumirlo en que, si es posible hacer determinado trabajo con un empleado, por qué íbamos a tener a dos. Ese es el verdadero motivo que sacó a las calles a los luditas en el siglo XIX.
No protestaban directamente por el progreso tecnológico, sino por las implicaciones que eso podía tener en un sistema de mercado como en el que vivían. Se quejaban por los telares industriales y las máquinas de hilar como podían haberse quejado del arado tirado por bestias, implantado en una época con menos dobleces. Esa es la verdadera amenaza que asoma con la inteligencia artificial. O, al menos, eso es lo que la gente cree.
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