
JOSÉ LUIS ZURITA
Teníamos que arropar a Salvador García Llanos y a Jorge Bethencourt. Fácil quererles. El primero, presidente de la Asociación de Periodistas de Tenerife, presentaba hace unos días la nueva sede de nuestra casa, un magnífico espacio de periodismo y comunicación en el barrio de El Toscal, uno de los corazones históricos de la Capital tinerfeña. JB, por su parte, recogía el premio Patricio Estévanez como reconocimiento a su trayectoria, que es brillante, intensa y con retranca. Esta última desenvoltura, apuntada con tino por la vicepresidenta de la APT, Chicha Arozarena, es común con quienes tienen buena pluma. Y Jorge la tiene. Ahora, además, vanidosa sobre una peana que usará de pisapapeles o cogerá polvo en la rinconera. Un decir. El caso es que la pluma de don Patricio ha caído en buenas manos. Lo sabemos y lo saben los periodistas que ya la han recibido. Algunos todavía siguen por aquí (Elfidio Alonso, Juan Carlos Carballo, Fabri Díaz, Eliseo Izquierdo y José Antonio Pardellas) y otros (Ricardo Acirón y José Siverio) crían malvas.
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