
FÉLIX FLORES / LA VANGUARDIA
“No hay vida en Rusia mientras Putin sea presidente”. Lo decía, en entrevista con La Vanguardia, Yelena Miláshina en el 2011, cuando se cumplían cinco años del asesinato de Anna Politkóvskaya y dos años de los de Natalia Estemírova y Anastasia Babúrova, todas ellas vinculadas como periodistas o como defensoras de los derechos humanos a Nóvaya Gazeta (Nuevo diario), uno de los escasos medios rusos independientes. Al igual que Miláshina.
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