
MARIANO GUINDAL / EL DEBATE
Siempre que releo El guardián entre en el centeno de J.D. Salinger no sé por qué me acuerdo de Manolo Estapé Tous, mi amigo y compañero durante tantos años de la sección de economía de La Vanguardia. Tal vez porque, como su protagonista, el adolescente Holden Caulfield, era un inadaptado o mejor dicho un rebelde.
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