
JUAN PABLO VÁSQUEZ/EL PAÍS
Gustavo Petro no se la lleva bien con buena parte del periodismo nacional. El presidente ha acusado a los medios de comunicación de sacarlo de contexto, contar verdades a medias y favorecer a los grandes poderes económicos. Los periodistas, que son quienes sufren las consecuencias de estos señalamientos, han alzado su voz de queja en reiteradas ocasiones y le solicitan al mandatario que no los convierta en sus enemigos. Hay, en medio de ambas versiones, un debate interesante sobre los límites de la libertad de expresión y su posible choque con otros derechos, como la intimidad o el buen nombre.
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