Se ha producido una confusión con los libros que todo periodista debe leer. Con frecuencia, un título no acota de forma estricta lo que queremos transmitir. Si tuviera que recomendar a un periodista leer un libro, el primero sería El Quijote. El mismo que le aconsejaría a cualquier otra persona de cualquier profesión. De hecho, el periodista no deja de ser una persona.
Aquí no hablamos de libros indispensables para todos los mortales. Se da por supuesto que alguien que se arroga la facultad de informar a los demás debe tener un bagaje que incluye las lecturas imprescindibles para cualquier ciudadano mínimamente culto. Si el periodista no es culto, malo. Supongo que a nadie le gusta que le informe, aunque sea de deportes, un inculto.
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