
XAVIER COLÁS / EL MUNDO
El ascensor donde hoy hace 10 años murió tiroteada la periodista rusa Anna Politkovskaya tiene el mismo brillo metálico apagado que el tambor de un revolver. Plateado y algo sucio, estrecho como para cargar una bala. Allí dentro, como un animal acorralado, murió la que tal vez era la reportera más libre de Rusia el 7 de octubre de 2006: dos tiros en el pecho, otro en el hombro. Por si acaso, un último en la cabeza, ya sin vida. Los sicarios lo llaman el disparo de control.
Información completa AQUÍ