APM – FERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA
El periodismo está hoy de luto por el fallecimiento de Josep Pernau, uno de los grandes de Barcelona y de España. Un periodista íntegro, limpio, con oficio y sensibilidad. Para la FAPE el luto es especial, fue uno de sus presidentes más relevantes, un presidente que llenó el tránsito del régimen anterior, autoritario, a la nueva democracia, en la que Pernau creyó cuando no era sencillo, cuando tenía coste.

Pernau debió haber seguido en la presidencia de la FAPE más años: hubiera ayudado a su modernización cuando más falta hacía. Celos centralistas, personalistas le apartaron para dar preeminencia a Madrid. Un error con consecuencias para muchos años.
Hace unos años, con motivo de la publicación de las Memorias de Josep Pernau, le invitamos a presentar el libro en la Asociación de la Prensa de Madrid, presentarlo y, de paso, dedicarle un homenaje y un gesto de complicidad y de cariño desde Madrid. Pasamos un buen día de encuentro, de recuerdos y de puesta en valor del buen periodismo que hizo el viaje a la democracia con dignidad, sin oportunismo.
A Pernau los periodistas le debemos mucho, por su testimonio, por su magisterio y por sus obras. Su contribución a que existiera una referencia deontológica profesional explícita fue decisiva y que se concretara en Cataluña con un Código y un Consejo ad hoc. En Madrid y en el resto de España hemos seguido su estela.
Descanse en paz el maestro, aunque andará enredando allí donde esté para tratar de mejorar lo que vea. Nuestro mejor recuerdo a su familia porque es uno de los grandes de su generación y las siguientes; periodista con mayúscula, todoterreno, sin adjetivos ni añadidos.
 
				 
								 
								 
								 
								 
								 
				 
															 
															