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El legado Padrón Albornoz, fuente documental de interés para la investigación en el ámbito marítimo

Una página web de la ULL aloja todos los artículos publicados en “El Día” por el desaparecido periodista, aproximadamente desde 1966 hasta 1991.

APT / ULL

Veinte años después de su fallecimiento, el trabajo periodístico de Juan Antonio Padrón Albornoz (Santa Cruz de Tenerife, 1928-1992) sigue siendo el mejor referente para quienes desean mantener viva su memoria, igual que la historia marítima de la capital tinerfeña. Bajo el título “El legado Padrón Albornoz”, el portal de la Universidad de La Laguna aloja una página web con todos los artículos publicados en El Día (1966-1991) por el desaparecido periodista, que fuera miembro de esta Asociación de la Prensa.

Juan Antonio Padrón Albornoz . FOTO: ULL

En el año 1999, su viuda, María de los Ángeles Sabina Rodríguez, fallecida recientemente, donó la colección bibliográfica, fotográfica y documental de su marido, indicando su deseo expreso de que fuera ubicada en la Biblioteca de la actual Escuela Técnica Superior de Náutica, Máquinas y Radioelectrónica Naval de la Universidad de La Laguna. El legado pasó a engrosar los fondos de la biblioteca de la Escuela y se convirtió en una fuente documental de gran interés para trabajos de investigación en el ámbito marítimo.

Desde entonces, la ULL ha puesto a disposición de la comunidad universitaria, investigadores y ciudadanos en general, la importante documentación que contiene este archivo. Para ello, en el año 2007 firmó un convenio con la Fundación Correíllo La Palma, por el cual ésta se comprometía a digitalizar las fotografías, postales y parte de los negativos donados.

A través de este material, que conforma el contenido de esta página web, se pretende rescatar la figura del periodista y erudito Juan Antonio Padrón Albornoz, gracias al patrocinio desinteresado de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife.

Biografía

Juan Antonio Padrón Albornoz nace en Santa Cruz de Tenerife el 14 de octubre de 1928. Desde niño deseaba ser marino, pero por diversas circunstancias no pudo ver realizado su sueño. Su infancia transcurre en el Barrio de El Toscal, un mirador excepcional sobre el Puerto. Su mayor diversión era contemplar a través de unos prismáticos, el ir y venir de miles de barcos desde las ventanas de su propia casa. Así se despertó en él una afición por los temas marítimos que lo acompañaría para siempre en su vida personal y profesional.

Estudió el Bachillerato en Santa Cruz y Derecho en la Universidad de La Laguna, pero la prematura muerte de su padre le obligó a dejar la carrera y a comenzar a trabajar. Simultaneó estudios y trabajo y finalizó Magisterio, dando clases en el colegio Cervantes del Barrio de La Salud. Posteriormente estudió Periodismo en la Universidad de La Laguna e impartió clases en la misma Facultad.

Durante estos años comenzó a colaborar en La Tarde de Victor Zurita, hasta que Ernesto Salcedo le dio la oportunidad, en el año 1967, de empezar a trabajar en El Día, empresa que no abandonaría hasta el momento de su jubilación, en 1990, haciéndose cargo, entre otras, de la sección diaria «El Puerto es lo primero», creada por el también periodista Luis Ramos y que continuó su colega Pancho Ayala.

Desde este periódico pudo demostrar su saber enciclopédico sobre la mar y los barcos, escribiendo artículos para los que utilizaba su completísimo archivo personal: fotografías, postales, negativos, publicaciones náuticas españolas y de otras nacionalidades, planos, índices del Lloyd’s de Londres y de otras casas aseguradoras de buques e informaciones, fruto del contacto que mantenía con varios corresponsales de España y Europa.

Cuando llegaba algún barco de guerra extranjero a Santa Cruz de Tenerife, los cónsules informaban a Padrón Albornoz con antelación, al tiempo que le preguntaban por las características del barco. Incluso muchos comandantes se enteraban de la historia de su propio barco por las crónicas de Juan Antonio Padrón Albornoz.

También colaboró en Radio Nacional de España, para las emisiones de Radio Exterior, y en la Hoja del Lunes. Cuando abandonó RNE, sus compañeros le hicieron un homenaje y le regalaron una placa en la que podía leerse esta leyenda: “Al noble y gigante hombre de la radio, prensa y mar, al almirante sin par, que un día nos dejó solos”.

Su impecable trayectoria periodística pronto se vio recompensada con innumerables galardones, el primero de los cuales fue el premio Leoncio Oramas en 1964, que le fue concedido por la investigación sobre los navíos que integraban la flota atacante del Contralmirante Horacio Nelson, durante su frustrado intento de invasión a Santa Cruz de Tenerife el 24 y 25 de julio de 1797.

Sus trabajos sobre temas marítimos le hicieron merecedor de los premios nacionales Virgen del Carmen de los años 1968, 1971 y 1974. También recibió el premio Elcano de Periodismo, por su contribución al conocimiento de la historia naval española y el Rumeu de Armas de Investigación Histórica en el año 1974.

Fue designado Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife entre los años 1972 y 1979 y desde esa Concejalía se preocupó de dar nombres marineros a algunas de nuestras calles: Comodoro Rolin, Fragata Danmark, La Moutine, etc.

En 1975 se le otorgó la Cruz al Mérito Naval de Primera Clase con Distintivo Blanco a instancia de la Comandancia de Marina de Santa Cruz de Tenerife y como colofón a todas las condecoraciones anteriores, la Corporación Municipal de Santa Cruz de Tenerife, le concedió en 1982 la Medalla de Oro de la Ciudad.

Escribió, en colaboración con el periodista Manuel Perdomo Alfonso, el libro El puerto de Santa Cruz a través de su Historia y, a título póstumo, se editó Santa Cruz a la sombra de Anaga, una recopilación de sus mejores artículos periodísticos, prologada por su hijo Juan Antonio Padrón Sabina.

La Junta del Puerto de Santa Cruz de Tenerife honró su memoria y su dedicación al conocimiento del Puerto con una placa en bronce alusiva a su labor, que se encuentra instalada en un lugar destacado del nuevo edificio Puerto-Ciudad del Muelle de Ribera.

Aún hoy su obra periodística sigue siendo el mejor referente para quienes continúan manteniendo viva la historia marítima de esta ciudad.

Toda una vida de buen hacer periodístico, profesional y personal por su ciudad y sus islas, se vio truncada el 23 de diciembre de 1992, cuando la muerte le sorprendió mientras trabajaba en un libro sobre Santa Cruz, su puerto y sus barcos. Está enterrado en el cementerio de Santa Lastenia.

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