
EUGENIO NASARRE / EL DEBATE
Me cuesta escribir estas líneas tras recibir la noticia de la muerte de Miguel Ángel Gozalo. Su desbordante humanidad, su simpatía, la agudeza de su espíritu, su generosidad y su sentido de la amistad ya no nos acompañarán en esta tierra. Echaremos de menos todas sus virtudes que conformaban su personalidad de hombre bueno y que en él eran contagiosas.
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