
La periodista argentina Leila Guerriero visitó Chile para participar del Festival de Valparaíso, Puerto de Ideas, para hablar sobre el proceso creativo que desarrolla en sus trabajos y la forma de abordar la pluma y sus ideas. Además de criticar el rol pasivo del periodismo en la sociedad actual.
Durante el último tiempo, la profesión del periodista ha sido frecuentemente mal evaluada en las encuestas. Según la periodista, efectivamente hay un desprestigio de la labor, en el último tiempo. “En algunos países hay gobiernos que se han empeñado en señalar al periodismo como un gran enemigo de la estabilidad, y a lo mejor algo de eso ha prendido. Yo tengo más bien la idea contraria: existe la crítica a los medios más poderosos, que hacen campañas de distinto tipo y es verdad que algunos en su momento hasta han colaborado en dictaduras y cosas horrendas, pero no es extensivo a todo el universo periodístico”, declaró Guerriero a El Desconcierto.
Además, agregó que le “parece peligroso que la gente piense que el periodismo es el gran enemigo del pueblo, yo pienso que es todo lo contrario” y que “a veces se empieza a ver lo crítico como si fuera reaccionario, y no siempre es así, al contrario”.
Pero para la destacada escritora no todo es responsabilidad del entorno, “hay que hacer una mirada autocrítica también y pensar qué ha hecho el periodismo para desilusionar a los lectores. Supongo que tiene que ver con la calidad, con la confusión que atraviesan algunos medios, con esta huida de los lectores en papel y con esta masificación de la internet. Ese desconcierto los medios intentan solucionarlo de diversas formas. El oficio se ha visto afectado por la premura, por hacerlo todo rápido, todo corto. Hoy un periodista tiene que hacer la foto, el video, mantener un blog, tener el Facebook oficial del diario, twitear, escribir su nota, ayudarlesw a los tres pasantes que acaban de llegar, editar la nota de otro colega… y todo eso en una hora”, aseguró la periodista.
El origen social del rol del periodismo
Por otra parte, hizo hincapié en la necesidad de volver a los orígenes y reconocer el por qué de la labor periodística: “Hay un olvido extraño de los periodistas de por qué hacen lo que hacen y yo creo que deberíamos preguntarnos más, cada tanto, para qué queríamos ser periodistas, para qué habíamos empezado en esto”.
“Siento que también hay un punto en que los periodistas de mi generación o de la generación anterior tendíamos a formarnos más bien en redacciones, de alguna forma nos conseguíamos el trabajo, rompiéndonos la frente contra los errores y usualmente nos cobijábamos en la espaldas de un buen editor que muchas veces funcionaba como un mentor, un maestro. Creo que esa figura ha desaparecido un poco, la figura del editor como formador de periodistas se ha difuminado”, agregó la periodista argentina.
Por el otro lado, según Guerreiro, en la academia, se hace mucho hincapié, al bajar el conocimiento a los jóvenes, en cómo se deben hacer las cosas, cómo debe ser la pirámide invertida, “se pierde un poco de vista que lo que estamos contando son historias que le deben interesar a la gente (…) a veces hay abundancia de estas noticias adocenadas, como si fueran noticias de agencia, escritas de manera correcta pero nada más y pasamos por ellas sin que nos interese demasiado. A lo mejor la pregunta de base es ésa, para qué queríamos ser periodistas y a lo mejor ahí recobraríamos el entusiasmo”.
La desconfianza de la audiencia
“Nadie puede decir, pensando en los grandes medios, que son inocentes. Hay en ellos intereses de todo tipo: económicos, políticos y otros. En eso en Estados Unidos es más claro: hay medios que apoyan a tal candidato y lo dicen de manera honesta. Lo que no está bueno es el discurso ambiguo, doble, de que somos independientes, pero operamos para que pase tal cosa con la ley equis para que nos beneficie”, señaló la periodista frente a la tensión constante entre el poder político y su acercamiento táctico a los medios de comunicación.
Pero también agregó que “a ciertos gobiernos les ha resultado muy funcional señalar a los medios como enemigos, diciendo que son funcionales al poder, pero no se esmeran en proteger al pueblo de otro tipo de matufias también dañinas”.
En cuanto a la objetividad, esa no proyección del sujeto mismo, tan elevada y anhelada por algunos medios de comunicación y academias, Leila Guerriero plantea que es un cuento chino. “Yo puedo decir que ‘objetivamente’ H2O es agua, pero si mando a un periodista a hacer una crónica de Japón y mando a otro después a hacer la misma crónica van a venir con cosas distintas. Los datos duros van a coincidir, pero la mirada siempre es subjetiva, lo que no quiere decir que es deshonesta. Me parece que hay un acercamiento intelectual precámbrico a las ideas de verdad y que se confunda lo subjetivo con lo deshonesto (…). Para defender la subjetividad, tiene que haber conciencia para todos de que atrás de cada texto hay un autor. Hay algunos medios que propician más esa mirada, pero también se da el caso de muchos periodistas que lo intentan y chocan contra un editor que les dice esto está demasiado adornado”, finalizó Guerriero.
FUENTE: EL MOSTRADOR