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Arthur Miller: “Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma”

Francisco Pomares asegura que "todos los grandes periódicos han intentado ser eso y algunos incluso lo han conseguido durante mucho tiempo".
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Arthur Miller con Marylin Monroe

FRANCISCO POMARES

Realizada por un periodista que desarrolló la mayor parte de su carrera fuera de periódicos, primero escribiendo guiones radiofónicos y luego dedicándose al teatro y la literatura, esta es una de las mejores reflexiones sobre el papel que debe desempeñar un buen periódico: convertirse en el intelectual colectivo de la nación, el lugar donde la ciudadanía habla consigo mismo y construye los consensos básicos sobre los que se articula la vida social. Todos los grandes periódicos han intentado ser eso y algunos incluso lo han conseguido durante mucho tiempo. ¿Es imprescindible carecer de ideología para abrirse a todas las ideas? En absoluto: periódicos conservadores –The Times–, moderados The Washington Post, The New Yotk Times, The Independent–, progresistas –Le Monde, La Reppublica, El País–, de izquierda –Liberation, Le Monde diplomatique– han sido capaces de alentar ese diálogo entre la nación y ella misma y convertirse así en instrumentos imprescindibles para el funcionamiento de la democracia.

Arthur Miller [Nueva York, 17 de octubre de 1915 – Roxbury, Connecticut, 10 de febrero de 2005] fue un periodista, dramaturgo y escritor estadounidense, ganador del Pulitzer en dos ocasiones y conocido por su activismo político y social, que se refleja en la mayoría de sus obras, incluso las de carácter autobiográfico. Fue muy crítico con el conservadurismo y la falta de humanidad del sistema social estadounidense y se opuso pública y activamente a la caza de brujas de McCarthy, denunciando la política exterior de su país, especialmente, la intervención en Corea y en Vietnam. De joven coqueteó con las ideas marxistas, que critico duramente más tade. Su compromiso político lo llevó a las filas del Partido Demócrata, siendo delegado en la convención de 1968, aunque acabó por adoptar una posición de desencanto y escepticismo sobre la política. En 1956 se casó con Marilyn Monroe, para la que escribió el guión de su última película, Vidas Rebeldes, dirigida por John Huston, y tras la muerte de la actriz publicó Después de la caída, obra en la que noveló sus años de matrimonio. Su obra más conocida, representada y reproducida en cine y televisión es La Muerte de un viajante, un posicionamiento sobre la vaciedad del sueño americano y la búsqueda del éxito al margen de los principios y valores éticos.

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