
RAMÓN LOBO / EL PERIÓDICO
Los periodistas deberíamos estar acostumbrados a lidiar con la mentira; es el hábitat natural del poder. La novedad con Donald Trump es de estilo, su forma grosera de mentir, sus modos tabernarios de avasallar al discrepante. Su objetivo es generar miedo, incitar a la autocensura, garantizarse cierto grado de impunidad. ¿Qué deben hacer los medios y los periodistas? ¿Cómo defenderse?
Los principales editores de The New Yorker, Slate, The Huffington Post y la cadena de televisión Univisión debatieron esta semana en Nueva York, moderados por Brian Stelter de la CNN, sobre este asunto. Que la CNN se haya convertido en el enemigo de referencia de la Casa Blanca no solo parece un sarcasmo, dado sus antecedentes, es, sobre todo, el barómetro que mide el deterioro.
Para estos editores es necesaria una coordinación sin precedentes entre medios y periodistas para hacer frente al desafío, que no es otro que un desafío a la esencia de la democracia: la libertad de pensar y expresarse. Esa colaboración pasa por acometer investigaciones conjuntas o plantarse en las ruedas de prensa.
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