
María Luisa Arozarena | No sería de persona con sentimientos y agradecida, si no comenzara esta intervención dando las gracias a la Junta Directiva de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz de Tenerife (hasta hace muy poco Asociación de la Prensa) por la decisión de concederme en el mes de noviembre de 2024 el Premio Patricio Estévanez de Periodismo. Y lo mismo que muestro mi agradecimiento por esta concesión, agradezco sobremanera la presencia de todos ustedes hoy aquí, porque no voy a ocultar que es una jornada en la que han coincidido eventos importantes, como Fitur en Madrid, Festival de Música de Canarias o la Convención del PSC-PSOE en el Sur de Tenerife, sin olvidarnos que hay personas que por motivos profesionales/personales no han podido asistir.
La veteranía es un grado en estas circunstancias y hay que tener una capacidad de comprensión muy grande a la hora de analizar las presencias y las ausencias.
En la nota de prensa divulgada por la APT cuando se me otorgó este Premio, quedaba claro que era por mi trayectoria profesional. No es un detalle menor y gratifica a la persona a la que se le concede porque “algo/algunas cosas” habré hecho en favor de esta profesión y de la sociedad en general, para que tomaran dicho acuerdo. Pero…. no les voy a ocultar que cuando conocí la decisión de este Premio (igual que cuando el Gobierno de Canarias decidió otorgarme la Medalla de Oro de nuestra Comunidad Autónoma en 2023) lo primero que pensé fue en la cantidad de personas que me han ayudado en mi recorrido en esta profesión, apostando por mí y –muy importante– han estado a mi lado en los buenos y malos momentos (que de todo ha habido en esta trayectoria profesional). Muchos de los que están hoy aquí me conocen perfectamente (bien por amistad de muchos años) o porque hemos coincidido en diferentes sitios y hemos trabajado “codo con codo” o simplemente porque tengo una familia del 10. Y todos saben que de sentimentalismo voy bien servida, lo cual es bueno como persona, pero muy malo para intervenir en un acto como éste.
Recuerdo con cariño todos los medios de comunicación en los que he trabajado a lo largo de mi vida, porque en todos he encontrado personas que ha valido la pena conocer.
El Día fue mi primer contacto como periodista, dos veranos en prácticas y luego un año de forma continuada. En esta empresa coincidí con cuatro profesionales que me han precedido en este Premio Patricio Estévanez: Ricardo Acirón, Elfidio Alonso, Juan Carlos Carballo y Juan Cruz. Con los tres primeros tuve una estrecha relación y siempre me vieron y me trataron con cortesía, cariño, me dieron consejos y creyeron en mí. Gracias Ricardo (allí donde estés), gracias Elfidio, gracias Carballo. Pero no me puedo olvidar de otras personas que apostaron por mi desde un principio: Ernesto Salcedo, Manuel Rodríguez Ramírez, José Morales Clavijo y Juan Pedro Ascanio (El Chato Ascanio). Cada uno desde su puesto de trabajo y sus responsabilidades. Proponerme con 23 años para dirigir el periódico Jornada Deportiva es algo que nunca olvidaré. Y –aunque rechacé esta propuesta– el único motivo fue que no me consideraba preparada para ello. Con Juan Cruz coincidí muy poco porque él ya se iba a Londres, como corresponsal del periódico El País que salía a la calle en aquel año de 1976. Y ¡casualidades de la vida! Allí también coincidí con Julio Pérez Hernández, en aquel momento redactor de El Día y luego abogado y destacado político canario.
Ernesto Salcedo Vílchez, director del periódico El Día, me propuso ser la corresponsal de la agencia Europa Press en esta provincia y acepté. Corría el año 1977 y habíamos vivido el terrible accidente de los dos aviones Jumbo en Los Rodeos. En Europa Press permanecí 12 años, simultaneando con otros trabajos y viviendo momentos muy duros: Varios accidentes muy graves de avión, la muerte del estudiante Javier Fernández Quesada, en la ULL, el incendio forestal de la Isla de La Gomera, etc.
Pero también he vivido momentos muy importantes de la sociedad y de la política y cultura en Canarias. Ya en Diario de Avisos, me tocó cubrir la constitución de la Junta Preautonómica de Canarias, en 1978, en Las Cañadas del Teide así como la Constitución del Parlamento de Canarias, en 1982. En DA coincidí con gente estupenda, con algunos discutí bastante (Leopoldo Fernández Cabeza de Vaca) trabé amistad con algunos que mantenemos esa condición: Carmen Ruano y Jorge Bethencourt, con los cuales me reí muchísimo y ¡otra casualidad!: Jorge Bethencourt me ha precedido en una edición anterior como Premio Patricio Estévanez. Algo bueno hubo en aquel Diario de Avisos…. Y si nos reímos mucho fue porque entre Elecciones Generales, Autonómicas, Insulares y Locales…. Vivimos el intento de golpe de estado en febrero de 1981 y – créanme– también en esos momentos surgen situaciones para reírse.
Y llega septiembre de 1984 y aterrizo en RNE en Canarias, con hijo ya incluido (Luis) que se resistió a salir y me obligó a hacer las oposiciones ya salida de cuentas, en mayo de ese año, y con él dentro en estado de comodidad total. Nada más llegar (ocho días exactamente) ocurre el incendio de La Gomera y hubo que emplearse a fondo en medio de la tristeza por lo terrorífico que fue aquel accidente y porque allí perdieron la vida personas muy allegadas a ésta que les habla: Francisco Afonso Carrillo, Bartolomé Alonso, Brito (el conductor del entonces gobernador civil) y gente joven vinculada a Tenerife como Hernández Francés o Palenzuela. Cuando me preguntan que noticia me ha afectado más de las que me ha tocado cubrir, no tengo dudas: si bien yo siempre le echo ganas a todo (manera de ser) los accidentes aéreos y el incendio de La Gomera me marcaron para siempre por su dureza y porque viví momentos que costaba encajar.
Las crisis políticas en este archipiélago (que han sido bastantes) también me hicieron trabajar duro, especialmente la del 18 de marzo de 1993, pero fue un trabajo distinto. Siempre con profesionalidad e independencia, como nos enseñó José Antonio Pardellas Casas, también Premio Patricio Estévanez, a todos los que le quisimos escuchar cuando nos aconsejaba: entre ellos Manolo Martínez-Pardo y yo a la vez y en repetidas ocasiones.
Hago un pequeño paréntesis aquí para comentar que el periodismo y la política son compatibles, siempre y cuando cada uno de nosotros sepa estar en su sitio y comprenda la posición del otro. No voy a ocultar que no solo mantuve una relación muy correcta y –en algunos casos de amistad– con políticos, sino que sentí su fallecimiento como alguien cercano a mi persona, casos de Francisco Afonso Carrillo, Vicente Álvarez Pedreira, Francisco Ucelay Sabina, Adán Martín Menis, Ignacio González Martín y más recientemente, Jerónimo Saavedra Acevedo (éste último me llamaba La Gobernanta, siempre en tono muy cariñoso). Se da la circunstancia que a través de Adán Martín descubrí a Daniel Cerdán Elcid, otro de los profesionales que me ha precedido en el Premio Patricio Estévanez.
Y como no podía ser de otra manera, no puedo omitir a Alfonso Soriano Benítez de Lugo, primer presidente de la Junta de Canarias, y que siempre ha tenido a bien apoyarme en buenos y malos momentos. Y eso se agradece. Y al actual presidente de nuestra Comunidad Autónoma, Fernando Clavijo.
Y, aunque no trabajé con ellos, hay dos personas importantes para mí, que también fueron Premio Patricio Estévanez y que no puedo dejar de mencionar: Eliseo Izquierdo, una persona con muchas inquietudes y que siempre he gozado de su amistad y consejos y del Padre José Siverio, que aparte de llevarnos muy bien, fue el cura que celebró en el Cristo de La Laguna, la boda de Luis José y mía. Hay cosas importantes en la vida de uno… Y voy a contar una anécdota que muchos desconocen: Francisco Afonso Carrillo, entonces alcalde del Puerto de la Cruz, el Padre Siverio, Salvador García Llanos y yo comimos juntos en el Casino de Tenerife (año 1983) con el cometido de convencer a Salvador García para que entrara en Política. Hay cosas que no se olvidan y, por supuesto, unen a las personas.
Vuelvo a RNE porque ha sido el medio de comunicación en el que más tiempo he permanecido y donde se me permitió hacer cosas importantes para la sociedad canaria en general (tengo una mentalidad regional que no me la quita nadie) y porque allí viví momentos muy duros a nivel personal (la desaparición de Manuel Rodríguez Cabral, Juan José García y Antonio Manuel Pérez) que me marcaron para siempre. Pero también momentos de mucha profesionalidad, en algunos casos difíciles profesionalmente hablando, que solventamos con el trabajo de todos: periodistas y técnicos. Solo la desvinculación por el ya famoso e injusto ERE de RTVE de los años 2006-2007 y 2008 rompió aquel trabajo del que me siento muy orgullosa. He nombrado a José Antonio Pardellas y a Manolo Martinez-Pardo, pero hay un largo etcétera en Gran Canaria, La Palma y Tenerife que hicieron posible el prestigio de RNE en Canarias, a todos los niveles, insisto. Chano Sarmiento, Antonio Betancor, Federico Campos, Benito Falcón, José Cubiles, Julio Marante, Amado González, Jordi Pallejá, Diego García Soto, José Ramón Villalobos, Juan Fernando Rojas, Juan Pablo Hernández, Manolo Rodríguez Felipe, Francisco Cañibano, Pedro Urbano, Miguel Ángel Cabrera Pinto, Carlitos Hernández, Wigberto Ramos, Berto Ramos, Juan Miguel Fernández Expósito, Ángel Zurita, Joaquín Martinez del Reguero, Mariano Vega, José Carlos García Montesdeoca, Tomás Correa, Manolo Negrín, Juan Hernández, Luz Marina Navarro… y como no podía ser de otra manera, los que están todavía en la Casa de RNE Tenerife: César Fernández-Trujillo, Carmen Julia Hernández, Miguel Angel Hernández, Sergio de la Rosa, Domingo Alvarez… y las nuevas generaciones: Diego Moreno, Nico Orozco, Mercedes Peña, Helena Sampedro… Ustedes comprenderán que me puedo olvidar de gente y más en un momento como éste, pero no solo he encontrado buena gente y profesional en RNE. También en otros medios informativos en los que he colaborado desde mi desvinculación con RTVE: Mírame TV, Radio Club, COPE y RTVC. Excelentes personas y excelentes profesionales los hay en muchos sitios.
Y no me puedo olvidar de mi etapa en el Cabildo Insular de Tenerife. Fueron dos años, ocho meses y 17 días como jefe de Gabinete de la Presidencia del Cabildo (Muchas gracias Ricardo Melchior Navarro por acordarte de que seguía con ganas de trabajar después de dejar RNE) donde aprendí muchísimo, se me agudizó el sentido de la intuición, y tuve la oportunidad de trabajar con muy buenos profesionales de todas las categorías y aportar la experiencia en otro sector –el de la comunicación– a un trabajo que fue muy serio, pero a la vez muy duro y reconfortante.
No soy dada a escribir de forma habitual. Eso lo dejo para Salvador García y Jorge Bethencourt, con mi mayor respeto, pero siempre recordaré varios artículos que me solicitaron en su día por diferentes motivos y no quiero dejar de mencionarlos: Rafa Arozarena. Un isleño fantástico, sin pudor a ser feliz, La Radio: ¿última compañía durante la Pandemia, La Mujer en una profesión importante y como no podía ser de otra manera: Cañibano, una generación de técnicos irrepetible.
Y no podía dejar en el tintero –ya para terminar– otras cuestiones de mucha importancia: reiterar que si recibimos premios y distinciones es porque hemos tenido junto a nosotros a personas: familia (mi padre, Elías), todos los que cuidaron de mí de pequeña; mi actual familia: Luis José, Luisito, Alejandro, siempre contando con su apoyo y ayuda; mis amigos y amigas de toda la vida: Pilar, Emi, Cris, Chedy, M. Carmen, Marta, Amparo, Isabel María, Mariví, Maquita y un largo etcétera como Javi Hernández, Nelo, Javier, Juano…..
Y no voy a ocultar que muchos estamos preocupados por el futuro del periodismo. Esto no es una entrega de premios tipo Oscars o Goyas… Pero aquí hay gente importante y de categoría (Ana Oramas, Luis Balbuena) de todas las edades, a las que pido que no hagan caso de campañas infundadas, de noticias falsas, de auténticas barbaridades que estamos leyendo, escuchando y viendo… y que me duele tener que vivirlo porque sé el daño que se hace y lo que preocupa e inquieta a personas que viven solas. Espero y deseo que se impongan la profesionalidad y la independencia periodística. Solo así, volveremos a una relativa normalidad.
Lo dicho: muchas gracias a todos por acompañarme en un momento importante.