Marta Martín Llaguno (The Objective) | Le conocí cuando llegué a la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Aún recuerdo aquellas primeras clases que daba, siempre ataviado con una pajarita, en las que nos llamaba de usted. Cuando entraba en el aula inmensa, los repetidores nos cuchicheaban la leyenda urbana de que antaño empezaba sus clases preguntando la hora “porque acababa de llegar de Nueva York”. Y podía ser verdad, porque López-Escobar, además de elegante, era cosmopolita… y un poco erudito de más para chavalines de primero.
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