Elías Azulay (Mundiario) | El periodismo nació como guardián de la verdad, como voz del pueblo frente al poder. Pero esa misión se ha diluido. Hoy, los medios no se limitan a informar: Fabrican realidades, seleccionan qué es relevante y qué debe ocultarse, y empaquetan la información como si fuera un producto de consumo masivo.
Quizás, el objetivo ya no es la verdad, sino el impacto. El titular vende. La narrativa fideliza. El sesgo atrapa. Así, el periodismo ha aprendido la lección del marketing: La repetición fija y el impacto emociona.