Inicio | 2025 | ‘Informarse, derecho a saber’, por Salvador García Llanos’

‘Informarse, derecho a saber’, por Salvador García Llanos’

“El periodismo no es solo un trabajo, es un bien público. Detrás de cada noticia importante hay alguien que formula preguntas difíciles”.
David Walmsley
David Walmsley.

Salvador García Llanos | Con una conclusión muy clara, dos conmemoraciones recientes han servido para remarcar la importancia del periodismo en nuestros días. Se trata del Día Mundial de las Noticias y el Día Internacional de Acceso Universal a la Información. La conclusión, establecida por David Walmsley, presidente del Foro Mundial de Editores; y Tawfik Jelassi, subdirector general de la Unesco para Comunicación e Información, advierte que si perdemos nuestro derecho de acceso a la información y si el periodismo independiente se ve privado de la capacidad para informar de los hechos, “nuestros derechos y nuestras democracias podrían desaparecer por completo”. 

El acceso a la información es un derecho humano que nos capacita para tomar decisiones informadas, participar en procesos democráticos y exigir la rendición de cuentas de nuestros lideres. También resulta crucial para la supervivencia en una gran variedad de situaciones.

En el contexto de un desastre natural —estiman Walmsley y Jelassi—, la información oportuna sobre las rutas de evacuación, los refugios y las condiciones meteorológicas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. En emergencias de salud pública, como se observó durante la pandemia del COVID-19, la información precisa sobre los síntomas, los métodos de prevención y las diversas opciones de tratamiento ayuda a las personas a protegerse a sí mismas y a los demás. Asimismo, en zonas de conflicto, es vital saber sobre las zonas seguras y las formas de acceder a la ayuda humanitaria.

Según su testimonio, actualmente, ciento treinta y nueve países cuentan con marcos legales de acceso a la información y el 90 % de la población mundial reside en un país donde este derecho está consagrado en ley. Hace tan solo treinta años, menos de veinte países formaban parte de este grupo. En efecto, datos de la Unesco indican que en 2022 se procesaron 3,5 millones de solicitudes de información pública, y en 2024 esa cifra aumentó a 6,7 millones, lo cual es una clara señal de que la gente demanda transparencia. El número global de solicitudes de información está en aumento con la llegada de soluciones digitales que facilitan su procesamiento.

Sin embargo, persisten importantes brechas en algunas regiones del mundo, como se encargan de recordarnos el presidente Walmsley y el subdirectyor general Jelassi, en África, los datos recopilados en 2024 por el Centro Africano para la Libertad de Información revelan que veintinueve de los cincuenta y cinco países de la región cuentan con marcos legales de acceso a la información, pero su implementación a menudo es deficiente. La Unesco ayudó a establecer la Red Africana de Comisionados de la Información (ANIC, en inglés), que permite a los organismos garantes del continente comunicarse de manera regular sobre las formas más efectivas de implementar y hacer cumplir las leyes de acceso a la información, y contribuye a elevar el perfil de este derecho en los foros de derechos humanos del continente.

Debemos valorar, por consiguiente, que el acceso a la información pública es un recurso valioso para el periodismo, y además es un vector esencial para que la ciudadanía acceda a la información. El periodismo ha sido siempre un puente clave entre los gobiernos y la ciudadanía.

Tengamos en cuenta que cuando la función pública guarda silencio, el periodismo investiga; verifica la información y comunica al público lo que realmente está sucediendo. El periodismo no es solo un trabajo, es un bien público.  Detrás de cada noticia importante hay alguien que formula preguntas difíciles. Las y los periodistas utilizan regularmente las leyes de acceso a la información para llevar a cabo sus investigaciones y develar historias que propician cambios significativos. No obstante, el problema de este crucial mecanismo democrático es que se encuentra cada vez más amenazado. El periodismo se enfrenta a la violencia, la censura y el acoso en línea. En 2024, el 70 % de los periodistas que respondieron a una encuesta global de la Unesco afirmaron haber sufrido ataques que iban desde el acoso en línea hasta amenazas legales y violencia física durante la cobertura de cuestiones medioambientales. Las redacciones independientes están siendo asfixiadas financieramente. La desinformación satura nuestros canales, a menudo propagándose más rápido que los hechos. La niebla de las mentiras se vuelve más densa, mientras que la confianza en la verdad se desvanece.

Por ejemplo, esto lo observamos en cuestiones relacionadas con el cambio climático. Este fenómeno llevó a la Corte Internacional de Justicia y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos a reconocer que el acceso a la información ambiental es esencial para abordar este problema: no se puede proteger lo que no se puede ver o comprender.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Podemos instar a nuestros gobiernos a que apoyen el periodismo de calidad respaldando a los medios de comunicación independientes y aplicando plenamente las leyes de acceso a la información. Y podemos denunciar la desinformación tan pronto como la detectemos, e instar a los políticos, a las plataformas digitales y a las empresas de inteligencia artificial a que rindan cuentas.

En síntesis, el acceso a la información no es una amenaza, sino una oportunidad para nuestras sociedades. Hoy y cada día, debemos defender —palabra de Walmsley y Jelassi— nuestro derecho a saber.

Compartir este contenido