Pedro García Cuartango (ABC) | Resulta muy difícil escribir el obituario de un amigo. Luis Ángel de la Viuda era amigo y, sobre todo, maestro. Era la historia viva del periodismo español desde mediados de la década de los 50 cuando empezó a trabajar en La Voz de Castilla en Burgos. En alguna ocasión, me enseñó el carné para el ejercicio del oficio que entonces expedía la Secretaría General del Movimiento. Luis Ángel nació periodista y murió como tal. Nunca fue otra cosa. Vino al mundo en Burgos en 1932 en una casa de la calle Sanz Pastor. Allí estudió y creció. Y de la capital castellana eran su mujer María Jesús y sus hijas. Como su familia carecía de recursos, Luis Ángel trabajó para costearse la carrera de Derecho y luego los estudios de Periodismo.
Dio el salto a Madrid en los años 60 tras empezar a colaborar en distintas revistas. Alejandro Royo le fichó para el semanario SP, que dirigió más tarde. De la Viuda fue jefe de informativos de Radio Nacional y posteriormente Adolfo Suárez, tras ser designado director general de RTVE a comienzos de los 70, le nombró director de programas.