
MIQUEL GIMÉNEZ/VOZPÓPULI
El fallecimiento de mi director en RNE, COM Ràdio y El Plural me ha dejado hecho polvo. Sé que los que no respetan ni a los muertos dirán barbaridades acerca de Enric. Allá ellos con su conciencia de bestias carroñeras. Yo le conocí en RNE en Cataluña, cuando servidor era guionista de La Bisagra, con Sardá y el Señor Casamajor. El jefe de programas me presentó como “el terror de la clase política catalana”, lo cual era una exageración. Pero a Sopena le hizo gracia y cuando, años más tarde, lo nombraron director de la COM, red de emisoras municipales que pretendía ser un contrapeso a Cataluña Radio, me llamó. Durante los cuatro años en que fue mi director dirigí, me inventé, guionicé y presenté un programa de sátira política llamado Això no toca. Como mis blancos preferidos eran Pujol y Narcís Serra, de vez en cuando Enric me llamaba a su despacho, nos fumábamos un puro, tomábamos café –ambos sabíamos de sobra por qué estaba yo allí–, hablábamos de política y al salir me decía con su voz profunda y grave: “Bonic, a todos los efectos conste que te he pegado un broncazo del quince”.
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