Bruno Perera (Crónicas de Lanzarote) | En los últimos meses he vivido una paradoja que me ha hecho reflexionar profundamente. Un periodista dejó de publicar mis artículos. ¿La razón? El uso de la inteligencia artificial en parte de mis procesos de escritura.
No lo oculto: como la mayoría hemos hecho, hasta hace unos meses escribía mis artículos con mi saber mi imaginación y con ayuda de información habida en Internet. Pero desde que conocí la IA comprendí que podía aprovechar su capacidad y su caudal de información para escribir de manera más rápida y precisa. Siempre he admitido que, en ocasiones, colaboro con una IA para estructurar ideas, verificar datos o incluso redactar párrafos completos. Para mí no es una traición al oficio de escritor, sino una evolución natural. Aunque, para algunos, representa una amenaza existencial. (Por otro lado, la IA también me da la oportunidad de hacer en unos minutos viñetas a color para mis artículos, algo que antes no podía hacer, y además era cosa de mucho tiempo a invertir).